de Miguel Ramos
Con una rosa blanca entre los dedos sangrantes por las espinas Fernanda llora en silencio, - no han sido buenos tiempos - piensa, mientras el sollozo se hace más intenso. Está perdiendo la vista y exagerando su autoestima, vive al filo de la violencia, lo cual cuestiona la labor de voluntariado que realiza y el hambre de ayudar a los lejanos y vivir en rencor constante con los cercanos.
Sentada justo en medio de la Plaza de la Constitución, trata de llamar la atención, cosa que después de los veinte es difícil si no se tienen los méritos suficientes, cuando era niña y el hecho de ser la más pequeña le era favorable para que todas las miradas y atenciones fueran para ella, hoy no es así. Entabla una lucha de poderes en una familia de 4 hermanas y un hermano, que por ser el único varón se siente por encima de todos, piensa por encima de todos y actúa por encima de todos, todos se dicen los mejores, se han odiado desde hace tiempo pero piden a gritos estar juntos, no dan cuartel, como la competencia entre los personajes que la rodean tratando de igual manera de llamar la atención, ganar una moneda o hacerse del dominio público como el mimo, el merolico del tónico para detener la caída del cabello, aunque la realidad sea que lo único que la detiene es el piso, el llévelo, llévelo, el llavero para las llaves!!!, el concierto cristiano frente a la catedral con sus sanaciones y glorias a Dios en medio de discursos políticos, miles de protestas o plantones denunciando hechos, reclamando algo.
- Que ni me acerque, si me dice algo soy capaz de romperle la cara – se dice frente al vitral de un aparador, sin percatarse de que el capuchino Vainilla Francesa de 10 0z le está quemando la lengua por la temperatura, igual a la que debe de estar su cuerpo por el estado de ira que experimenta.
- Hoy no quiero llegar a mi casa, para que!!!, al final no me esperan, no quiero verlos – vociferaba, cuando un golpe brusco por la espalda le tiró el café, era un Júnior gritando por el celular, peleando por que el papá no llegaría a la hora convenida para prestarle el carro y poder pasar por su novia.
- Óyeme Imbécil que te p….. – sssss!!!, era su hermano, eso la detuvo un momento, pero al salir de su asombro se le fue encima, no tuvo éxito, porque con un movimiento hábil se la quitó de encima y de los cabellos la aventó contra el aparador. Ningún “caballero” se metió, todos veían como espectadores de circo romano esperando el pulgar hacia abajo o el indulto. No fue suficiente el golpe contra el vidrio se levantó y lo encaró, pero no podían medir fuerzas, aunque el odio y la rabia la hacían casi incontenible, con otro empellón la dejó tirada y se dio la media vuelta continuando con el pleito por teléfono; momentos antes había sentenciado que si se le volvía acercar se arrepentiría, pero ahora solo le quedaba consumirse como papel en fuego tragándose el coraje de no poder vencerle. La soledad no es buena en medio de un mar de gente, que se mueve a su alrededor en cámara lenta, incluso hasta cuadro por cuadro, cruzó la calle como ida, el turibus le pasó rozando, un carro rechinó las llantas al frenarse de súbito quedando a un centímetro de las rodillas, pero estaba vacía, con su mochila de libros llena, las campanas de la catedral sonaron, ya las había dejado atrás caminando por 5 de Mayo, por las tiendas, las cerradas, donde el gringo revisa el mapa del centro histórico, y el japonés saca y saca fotos, los limpia brisas se abalanzan sobre los carros, ve de reojo al cilindrero, saca una moneda por inercia, pero sigue sola, piensa en nadie y en todos, camina por la orilla de la banqueta, juega a no pisar raya y estira los brazos, deja pasar el aire y enclava su mirada, hacia la derecha el Palacio de Bellas Artes, hacia arriba advierte el Banco de México, y se detiene de golpe fijando la mirada en un punto La Latinoamericana…..
Registro de Autor : 03-2006-031713105000-01
1 comentario:
estas cosas deverian poder leerse en otro formato, e tenido que interrumpir varias veces la lectura :P no por que sea mala, al contrario me gusta mucho, si no por que el ordenador me obliga a inclinarme mucho y acabo dolorido de la esplada, un saludo :) y a continuar
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