de Miguel Ramos
Hora: 7:19 AM
Día: Jueves 19 de septiembre de 1985,
Magnitud: 8.1 grados en la escala de Richter,
Energía: equivalente a 1114 bombas atómicas de 20 kilotones cada una
Hasta esa mañana, nadie vislumbrábamos el fin de una era y el comienzo de otra. México en aparente calma cotidiana de un día hábil se disponía a trabajar después de terminar los festejos del 175 Aniversario de la Independencia, en el 3er año de gobierno de un de la Madrid que iba a cuestas con la Nacionalización de la Banca y con los preparativos del Mundial de fútbol del año siguiente. Rumbo a la prepa, como cada mañana, en un Dart escuchando nuestra estación favorita 7.19 AM, estábamos casi en el semáforo de Av. Politécnico y Juan de Dios Batiz, si precisamente frente a la unidad del mismo nombre y paralelo a Av. Ticomán con Lalo, Adriana, el Profe Arellano y mis hermanos, de repente un movimiento brusco, las entrañas de la tierra sacudieron la mañana, a su gente, sus edificios y a su historia, junto con árboles y postes de luz, asombro e incertidumbre llenaron la atmósfera y entre comentarios de ¿estás bien? Seguimos nuestro camino sin imaginar la jugada que el destino le había jugado a nuestra sociedad. Al arribar a la puerta del colegio la señal era preguntar si alguien vivía en Tlalteloco o Lindavista para de inmediato separarlos, no entendíamos nada y un clima de hermetismo tomó por sorpresa el lugar y entramos a clase. No faltaron por supuesto las preguntas obligadas de ¿sentiste el temblor?, ¿Dónde estabas? ó ¿Qué estabas haciendo?, preguntas que hoy a 26 años nos seguimos haciendo en la oficina, en una reunión, en la familia o ahora en las redes sociales. La hora de salida por supuesto que se adelantó. Nuestros padres comenzaron a llegar desde temprana hora abrazándonos al asomarnos a la puerta de salida. Por la ubicación de la escuela el camino fue modificado y se veía demasiado movimiento fuera de lo normal, mientras en la expresión de mamá no se notaba tranquilidad, algo había sucedido y pronto lo sabríamos. Camino del Rancho Grande de la Villa para tomar la bajada a la Iglesia de la Divina Providencia por Ticomán encendimos en nuestra Brasilia Roja el Radio Saphire XI, aparato de línea que la marca VW montaba en sus unidades a varios años de distancia del CD Player y más aún del MP3; Jacobo, el ilustre Jacobo Zabludovsky, icono de las noticias de aquella época narraba incesante y dramáticamente los acontecimientos de la devastación en un ejercicio periodístico epopéyico, desde los puntos de desastre como Televisa, el Hospital Juárez, Tlalpan, Tlaltelolco, Lindavista….."Estoy en presencia de uno de los más grandes desastres que he visto en la historia de la Ciudad de México, desde que nací en ella. Estoy frente de mi casa de trabajo, donde he pasado a lo largo de mi vida más horas que en mi propia casa y está totalmente destruida, solo espero que mis compañeros de trabajo, mis amigos, mis hermanos de labor, estén todos bien"…..mientras en la transmisión Televisa de Hoy Mismo Lourdes Guerrero (en ausencia de Guillermo Ochoa), María Victoria Llamas y Juan Dosal pedían calma tratándose de quitar el micrófono para salir de ahí, segundos antes de que la antena de Televisa se desplomara hacía la calle de Niños Héroes…..”No se asusten vamos a esperarnos, a ver la hora 7 de la mañana dieci….ah Chihuahua, 7 de la mañana 19 minutos, 42 segundos, Tiempo del Centro de México. Sigue temblando un poquitito pero vamos a tomarlo con una gran tranquilidad, vamos a esperar un segundo para poder hablar, ts ts ts ts ts”….dolor, escombros, desaparecidos, el centro histórico desquebrajado, herido de muerte, el Súper Leche un montón de varilla y concreto apilados, Reforma devastado con los restos del Continental , lugar de los éxitos de Súper Olga (La Breeskin), El Hotel Regis con su restaurante Medallion donde solíamos comer con mi papá los Jueves, y su taberna del Greco donde los Alvarado brillaban con el “Son tus perjumenes mujer” hecho añicos, el Hotel del Prado con su Nicte Ha y el Restaurante Versalles reducido a escombros, bebés recién nacidos bajo polvo y losas en sus cuneros del Hospital Juárez, Los multifamiliares, el Nuevo León de Tlaltelolco, como lo narra una sobreviviente....."La televisión estaba prendida en el canal 2, estaba Lourdes Guerrero, cuando de repente comenzamos a sentir como se movía todo. La luz se fue y comenzamos a correr hacia abajo del departamento. Todo tronaba. El edificio parecía gelatina, horror de ver cuando se cayeron los edificios. El edificio Nuevo León, verlo derrumbado. No sabíamos qué hacer, entramos en un estado de shock".....esta como varias, son parte de las miles y miles de historias de dramatismo, terror y heroísmo que surgieron de los escombros, en una unión solidaria pocas veces vista en el mundo y entre nuestros conciudadanos; resultó evidente que el gobierno quedaba a la zaga; pasaron 39 horas antes de que el presidente dirigiera su mensaje a la nación. Nadie supo lo que era el DN-3; la población quedó con la idea de que consistía en acordonar las zonas de peligro. En pocas palabras, el gobierno falló; los centros de acopio tuvieron respuesta inmediata, nombres de famosos, locutores, artistas, músicos se unieron a una larga lista de decesos y pérdidas humanas de incalculable valor. Los topos pelearon a brazo partido contra el monstruo de concreto junto con la Pulga (el señor Zariñana) sin herramientas adecuadas excavando solo con el corazón, se salvaron vidas, se comenzó la reconstrucción de un gran golpe que levantó desde sus cimientos al México alegre y fiestero que en esa mañana de Jueves de Septiembre lloró amargamente su tragedia después de haber vivido los 2 minutos más largos en la historia de su capital…..
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