de Miguel Ramos
Comerte un hot dog repleto de papas a la francesa, caminar bajo la lluvia, brincar sobre la cama, cantar tu canción favorita, comprarte un CD, una playera, echar volados con el merenguero, increpar al universo, a tus creencias, a tu persona, reclamarte o defenderte, arriesgarte a decir lo que tu intelecto piensa aunque no sea lo más adecuado, buscar un verdadero amigo, decir que lo sientes, que te sientes agredido, que te falta o que te sobra, que deseas fervientemente hacer el amor o que te lo hagan, contar un chiste aunque se ausente la gracia, decir que eres vulnerable o que te sientes fuerte, buscar un suspiro y lo mejor, encontrarlo, enojarte, decepcionarte, frustrarte, sentirte exitoso, con gozo, seguro de ti mismo, disfrutar el aroma de una rosa o encontrar tal deleite en el buque de unas palomitas de microondas, no bañarte, adularte al espejo, sentir el calor de un abrazo o de una palabra de confianza, que vas por buen camino, que puedes lograrlo, salir a la calle sin miedo, con esperanza, buscando el mejor día de tu vida, o la lágrima profunda que te haga disfrutar tu duelo, por amor, por una decepción, por una distancia, por un mal entendido, por hastío o por rutina, la misma que te de la fortaleza para buscar el fuego que la evapore, que la convierta en placer de tener una revancha, de soportar la cuesta arriba, quizá por tu insuficiencia, quizá por tu inocencia o quizá por tu falta de voluntad para voltear al sol de frente soportando su destello, o apreciar la luna majestuosa suspendida en el firmamento incendiando una pasión dormida o fortaleciendo un idilio o conciliando el abandonado romance entre tu y la persona que al espejo se refleja.
Degustar una copa de vino tan deliciosamente como un pan con nata, cabalgando en el corcel urbano de un tráfico intransigente que consume tu poca tolerancia haciéndote cantar a todo volumen el sentimiento ahogado de la rutina diaria. Pantalones rotos, tenis viejos, o música vieja, combinación perfecta de un descanso postergado que tienes olvidado, comprar un libro, ver una película, decir de frente a quien amas que en realidad lo haces, y tomar del fondo de tus recuerdos la mejor estrofa para alentarte a conciliar y aceptar que te equivocas y que en realidad deseas arreglarlo. Jugar video, prender un cigarro, saber que tu mejor prenda en el armario te está aguardando al lado del molde de la mejor sonrisa que lleva tiempo en el abandono de tu tristeza. Escribir una carta, o un pequeño libro, adelantar la lista de pendientes que dejas para año nuevo, bailar, brincar, correr, rodar, como niño o como grande, tener un sueño, volar despierto, que se note un brillo firme en tus ojos muertos, saber que no esperas cuando te has brindado para seguir creando, innovando, despertando anhelos en lugar de aguardarlos, ser honesto y bondadoso extinguiendo al tirano que llevamos dentro.
Hace cuanto que no?.....que no tienes un día que quisieras que no concluya, que te de por satisfecho, que no desees nada extra y que puedes morir tranquilo o porque no? sumar otro más; hace cuanto que no te atreves? y te detienes a gritar que sientes, que quieres, que existes, que quizá no sabes expresarte, que entiendan lo que realmente quieres decir, y al final saber que buscas la plenitud, la plenitud majestuosa de simple y sencillamente avocarte, avocarte a vivir…..
No hay comentarios:
Publicar un comentario