10 enero 2011

Leyendas de la Ciudad de México.....


de Miguel Ramos


Sin duda las historias de terror hacen de estos días una delicia mística que nos hace temblar y mantenernos en suspenso con leyendas y crónicas de espíritus y aparecidos que penan en busca de venganza, pagando una culpa por toda la eternidad, buscando alivio, o ayudando a la gente de rancho a encontrar ollas de oro en las haciendas como le sucedió a un tío mío.
Así surgen las historias del Charro Negro quién se aparecía en los pasillos de la Hacienda de Santa Sara según me contaba mi abuela y que con su traje botonado de oro se paseaba por los alrededores; al caporal de la Hacienda le tocó bajo el escritorio durante varias noches hasta que en la tercera le señaló el lugar donde tenía que cavar para encontrar oro pero solo de noche, así cada noche que comenzaba duraba un segundo amaneciendo de súbito y no podía terminar hasta que después de varios intentos encontró el esqueleto del Charro y lo logró; de La Llorona aquella mujer que despechada por un caballero apuñaló sin piedad a los hijos de ese amor y se lanzó a la calle donde fue prendida y ahorcada, su pena es tan grande y pesa sobre ella tal dolor, que al emitir su grito deja helada la sangre ¡¡Ayyyy misss hijos!!!, junto a los ríos es común verla y cuentan que maldijo a toda la descendencia del caballero eternamente regresando para matar a los primogénitos antes de cumplir los 3 años; otros cuentan que es la Malinche penando por haber traicionado a los mexicas, o la diosa Cihuacoatl augurando tiempos terribles con la llegada de los españoles;  ¿Nunca te han preguntado la hora por la noche en la calle?, en La calle de Don Juan Manuel un marido supuestamente burlado buscando cobrar venganza, se lanzó a la calle a buscar al amante de su mujer para matarlo, todos los días a las once de la noche salía a cumplir su venganza, así cuando alguien pasaba le preguntaba: ¿Sabe que horas son?, a lo que la víctima varón contestaba: Las once mi señor;  y descargándole una brutal puñalada Don Manuel asentía: pues dichoso usted que sabe la hora a la que ha de morir.

Lo oscuro de la época colonial era el marco ideal para estos relatos, Cuentan que en los 1600 Don Fermín de Andueza era virtuoso y rico, querido por la gente, la envidia que nunca esta ajena a nosotros corroía a Don Ismael Treviño, el cuál buscaba truncarle y obstaculizarle los negocios, pero nunca pudo, llegó a ser tal su obsesión que decidió envenenarlo colocando un brebaje en su comida, Don Fermín que acostumbraba del diario ir a orarle a un crucifijo, besarle los pies y depositar unas monedas de oro, fue a la iglesia después de comer  y al besarle los pies al crucifijo la imagen se tornó negra al absorber el veneno salvándole por su devoción la vida; que decir de La Confesión de la Muerta, La Zacatecana, El Puente del Clérigo o El Callejón del Armado.
México es un país rico en tradiciones y leyendas del cuál podemos sentirnos orgullosos sin pedirle a ningún otro nada a sus historias, es más, fácilmente podría La Llorona encanecerle el cabello de terror al mismísimo Freddy Krueger al emitir su alarido a pesar de que el del guante de garras esté calvo…..

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